Se masturbaba observándolos

13 12 2009

Por: 08Sandra

Sandra no paraba de mirar el reloj, eran las 8,15 de la noche y Gorio solía llegar a las 7, puntual y sonriente. Soltaba el portátil, el móvil, las llaves y las gafas de sol y se dirigía a su mujer haciéndoles carantoñas y preguntándole:
– ¿Qué tal el día tesoro? ¿Cómo te ha ido? Y con un beso de esos que quitan el hipo.
Pero hoy, se retrasaba y Sandra no lo localizaba en el móvil, salía el típico: «El teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura».
Sandra, cada vez se iba poniendo más y más nerviosa y decidió llamar a la oficina, por si la secretaria sabía algo.
En ese momento sonó el timbre de la puerta. A Sandra le cambió la cara, se puso contenta, se acicaló el pelo y se dispuso a abrir.
– ¿Cariño, no encuentras las llaves? preguntó.
– Soy yo, Sandra ábreme, contestó una voz femenina al otro lado de la puerta.
Sandra abrió de un golpe y se sorprendió de que fuera Sonvak, una compañera y amiga del trabajo.
– ¿Sonvak, qué te ocurre? le preguntó sobresaltada.
– Verás, quería hablar contigo y como no he visto el coche de Gorio en el jardín, me he decidió a entrar.
– Ven, estás fría, sentémonos y hablemos, Gorio no ha llegado aún.
Las dos compañeras se sentaron y Sonvak le pidió un vaso de agua a Sandra.
Sandra, fue a la cocina y se lo trajo, Sonvak, me tienes en ascuas, dime qué te pasa, le dijo.
– Pues verás Sandra, tú y yo nos conocemos desde hace casi un año y la verdad es que llevo muchas noches sin dormir pensando en cómo te voy a decir lo que hoy me he decidido a contarte.
Sonvak, tomaba pequeños sorbos de agua y se frotaba las manos, no sabía cómo comenzar.
Sandra, entre que Gorio no llegaba y lo misteriosa que estaba su amiga, se puso de pié y le dijo:
– Joder dime lo que sea Sonvak ¿le pasa algo a Gorio?
– No, Sandra, siéntate, a Gorio no le pasa nada, es a mí.
– ¿a ti? pues dímelo de una vez que me va a dar algo, contestó Sandra.
Sonvak, la miró y comenzó a hablarle:
– Pues verás, tú sabes que yo llevo algún tiempo sola y la verdad es que siempre he tenido clara mi tendencia sexual, me chiflan los hombres, ya sabes que Aspec y yo estuvimos algún tiempo juntos, pero de un tiempo a esta parte me he dado cuenta que te veo distinta, y no me refiero como amiga, ¿me entiendes?
– ¡No, no, no digas nada hasta que no termine! – siguió hablando, me he dado cuenta de que siento algo por ti, no sé qué me pasa pero cada día sueño contigo y no estamos precisamente tomando café, estamos las dos desnudas, comiéndonos a besos, mi excitación crece por momentos y tú pegas tu boca sobre mis ya erectos pezones pasando tu lengua por toda su extensión, me respondes con caricias por todas partes y también está Gorio, desnudo en ése sillón con las piernas abiertas, mientras tu arrodillada frente a él, tienes toda su polla dentro de la boca. La sacas y la vuelves a meter, luego la repasas con la lengua desde su nacimiento hasta la roja cabeza para introducírtela nuevamente. La expresión de su cara y sus gestos demuestran que el placer que siente es muy grande.
De pronto, Gorio anuncia que está a punto de correrse y tú aceleras los movimientos de tu boca. Segundos después, él suelta un rugido y de su miembro empiezan a salir chorros de caliente semen en tu boca. A ti se te escapa algo por la comisura de los labios pero lo recoges con tus dedos y te lo metes nuevamente en la boca. Luego te sientas tú en el sillón y separando las piernas le invitas a él a hacerte lo mismo.
Él se arrodilla obediente y empieza a meter su lengua dentro de tu coño. Lo acaricia y lo masajea hasta que te hace correrte, gritando de placer. Él, tiene una nueva erección por lo que, levantándose y aprovechando tu posición, te mete el pene hasta dentro tomándote por sorpresa y moviéndose velozmente alcanzáis un nuevo orgasmo, mientras tanto yo espero mi turno…
Sandra ya no puede más y la interrumpe, la mira fijamente y con la voz entrecortada le pregunta:
– ¿Y cómo sabes tú lo del sillón?
– Sandra, es que algunas noches, cuando ya no puedo más, vengo a mirar por la ventana y aunque está un poco oscuro he visto cómo lo hacéis y yo me masturbo mientras os observo… En ese momento, cuando Sandra se disponía a responder llegó Gorio y las dos mujeres dejaron la conversación, Sonvak se apresuró a despedirse.
– Bueno, yo ya me iba, mañana nos vemos, dijo Sonvak
Ya en la puerta, cuando las dos amigas se despedían, Sandra con un sonrisa socarrona y algo desconcertante le dijo:
– Sonvak, mañana seguimos hablando y recuerda que algunos sueños se cumplen… se miraron y Sandra le dio un beso en la boca a Sonvak.

Próximo turno: Molinos