Sencillamente, queridos, esto es… cuestión de suerte

24 12 2009

Por: 08Sandra

Esa era la frase que le repetía el doctor a la familia de Robert, pero ellos no sabían qué pensar, ya habían perdido la cuenta de las veces que Robert había entrado en el Hospital General.
Robert había pasado de vender droga a un consumidor ávido de Cristal, un tipo de anfetamina, había tenido una sobredosis, que le había llevado al borde de la muerte y después de sobreponerse lo seguía haciendo, hasta que un día le gritó a Dios con todo su corazón que ya no podía más y que necesitaba su ayuda. De eso hace ya 36 meses, ahora está limpio, pero recuerda a menudo como era su vida cuando consumía: sus pupilas se le agrandaban, estaba eufórico siempre, perdió el apetito pero le aumentó el deseo sexual, podía repetir el acto sexual con su pareja todas las veces que querían, sentía cómo el corazón se le salía del pecho, cuando consumía poco podía dormir pero después y a medida que consumía más y más el sueño se le fue, siempre tenía sed y para nivelar la aceleración que sentía tomaba cerveza a todas horas, según él se sentía relajado. Cuando le pasaba el efecto, se ponía irritable, ni el sol le calentaba. Todo eso le ocurría al inhalarlo, pero también lo fumaba y el efecto era aún peor, mucho más fuerte, era capaz de hacer cualquier cosa…
La familia ya no sabía qué hacer con él y el doctor le repetía «esto es cuestión de suerte», se refería a que él se diera cuenta de que el Cristal lo estaba matando y dejara de consumirlo. Robert, 3 años después de todo esto piensa que no fue cuestión de suerte sino de una feliz rehabilitación.

Próximo turno: Molinos